Yo, yo, yo y después… yo. ¿Cómo reconocer a un narcisista?
De muy fácil reconocimiento, los narcisistas reciben muchos nombres de parte de sus detractores. Creído, egocéntrico, ególatra, vanidoso y algunas otras versiones más “coloquiales”. Todas estas formas de llamarlos no son más que diversas maneras de decir lo mismo “él se ama a sí mismo”.
Y no es que el amor a uno mismo sea malo por sí mismo. Una razonable dosis pone en funcionamiento comportamientos saludables que hacen a la autoestima, al autocuidado y también a las interacciones sociales eficientes. Pero como siempre, los excesos son malos y el amor a uno mismo también puede ser patológico, disfuncional y disruptivo.
En este artículo hablo sobre el trastorno narcisista de la personalidad o de cómo reconocer a un narcisista.
¿Qué es un narcisista?
Narciso era un joven griego, tan enamorado de sí mismo, que no fue capaz de corresponder al amor de Eco. En cambio, se ahogó en una profunda contemplación de su imagen reflejada en el agua de un lago. Este fragmento de la mitología griega ha servido a generaciones para tratar de comprender lo que sucede con aquellas personas tan centradas en sí mismas que no dejan espacio para los demás.
Muchos filósofos y legos se sirvieron de la misma imagen. Ya en nuestra época, Freud conceptualizó el narcisismo como una etapa del desarrollo y lo utilizó para explicar diversas alteraciones mentales como la homosexualidad (según la comprensión de aquella época), la esquizofrenia o la hipocondría. La libido, decía, estaba orientada hacia el sujeto, en vez de dirigirse a un objeto externo.
Definición de narcisista
La psiquiatría moderna, en las voces de Kohut (1977) y Kernberg (1975), dicen que aquellos que padecen el trastorno narcisista de la personalidad destacan por estar absortos en sí mismos, son sumamente ambiciosos, tienen fantasías de grandiosidad o megalomanía, desean ser admirados y no pueden ponerse en lugar de los demás.
Antoine de Saint-Exupéry los describe con sagacidad en un breve cuadro de El Principito.
El segundo planeta estaba habitado por un vanidoso:
- ¡Ah! ¡Ah! ¡Un admirador viene a visitarme! - Gritó el vanidoso al divisar a lo lejos al principito.
Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores.
- ¡Buenos días! -dijo el principito-. ¡Qué sombrero tan raro tiene!
- Es para saludar a los que me aclaman - respondió el vanidoso. Desgraciadamente nunca pasa nadie por aquí.
- Ah, ¿sí? -preguntó sin comprender el principito.
- Golpea tus manos una contra otra -le aconsejó el vanidoso.El principito aplaudió y el vanidoso le saludó modestamente levantando el sombrero.
A los cinco minutos el principito se cansó con la monotonía de aquel juego.- ¿Qué hay que hacer para que el sombrero se caiga? -preguntó el principito.
Pero el vanidoso no le oyó. Los vanidosos sólo oyen las alabanzas.
- Tú me admiras mucho, ¿verdad? -preguntó el vanidoso al principito.
- ¿Qué significa admirar?
-Admirar significa reconocer que yo soy el hombre más bello, el mejor vestido, el más rico y el más inteligente del planeta.
- ¡Si tú estás solo en tu planeta!
- ¡Hazme ese favor, admírame de todas maneras!
- ¡Bueno! Te admiro -dijo el principito encogiéndose de hombros-, pero ¿para qué te sirve?
El Principito, capítulo XI
¿Cómo es un narcisista?
Cómo cualquier otra característica de la personalidad, no suele aparecer en estado puro. Entonces hay quienes describen la personalidad de los narcisistas como compulsivos, perversos, psicópatas, malignos, manipuladores y controladores, delirantes. O también, como dependientes emocionales, deprimidos y despechados. Sin embargo, estas no son sus características esenciales.
En cambio, lo que verdaderamente define a un narcisista son las siguientes características.
Características del narcisista
Tienen una imagen distorsionada de sí mismos
Cuando se dice que un narcisista es alguien centrado en sí mismo, no es exactamente lo mismo que se dice del retraído, quien está ido sobre sí. En este caso, se habla de aquél que hace un culto del yo. Ellos se creen todopoderosos, lo saben todo y además son superiores. Creen ser poderosos y exitosos. Están un pedestal (o varios) por encima del resto de los mortales. En las relaciones de pareja, dicen ser los únicos capaces de amar como ellos lo hacen.
No son empáticos
Las personas con este trastorno narcisista de la personalidad tienen una grave incapacidad para ponerse en el lugar de los otros. No saben reconocer los sentimientos ajenos y, por eso, les resulta imposible experimentar la realidad como otros la viven. Además, pueden buscar beneficiarse de sus relaciones, aprovechándose de los demás.
Son hipersensibles al qué dirán
El culto a sí mismo puede adoptar diferentes formas, como un exceso de cuidado por su cuerpo (como es el caso de los hipocondríacos y los metrosexuales). Un efecto de esta excesiva atención es la increíble sensibilidad y reactancia a las evaluaciones hechas por los demás. Y una mínima crítica puede devolver una respuesta cargada de rabia, vergüenza o humillación. Están tan pendientes de compararse con los demás, llegando incluso a envidiarlos fuertemente.
No son muy hábiles en las relaciones interpersonales
Las relaciones que establecen los narcisistas con los otros son patológicas. Tienen tres notas que las definen: exhibicionismo, maquiavelismo y arrogancia.
Exhibicionistas
Para ellos, todo se trata de exposición. Ambicionan un exceso de atención y tienen grandes deseos de ser admirados. Se creen únicos y exclusivos, merecedores de un trato diferencial.
Maquiavélicos
Los otros son considerados como una extensión de ellos, con lo que la manipulación es moneda corriente en sus relaciones.
Arrogantes
Otra cara del sentirse superior es pensar que tienen más derechos que los demás. Lo que se traduce en exigencias excesivas.
Con todas las características descriptas, las personas con un trastorno narcisista de la personalidad no sienten que las mismas configuren un problema. Ellos sienten, creen y experimentan que son el centro de su realidad. Y aunque la descripción pueda ser un poco cruda, hay muchos que se deslumbran con su presencia y terminan atrapados en una relación de pareja, o con un líder laboral de estas características. Y al involucrarse con ellos pueden terminar enfermando.
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