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La psicología de las estrategias de afrontamiento

La psicología de las estrategias de afrontamiento

Sea que hayamos perdido el trabajo, una ruptura amorosa o hayamos tenido un accidente de tránsito. Hay muchas ocasiones de nuestra vida que nos demandan más recursos de los que disponemos. Cuando eso sucede, entonces aparece el estrés.

El estrés está ahí para ponernos en movimiento. La situación reclama una respuesta y el estrés nos activa, nos pone en marcha para que la resolvamos. Lo cierto es que cada uno de nosotros tiene una personal forma de lidiar con situaciones estresante. Cada uno tiene sus propios estilos o estrategias de afrontamiento  con los cuales resolver ese estrés generado por un evento sobrecogedor.

De esto vamos a hablar en esta entrada. La idea es que conozcamos un poco más de cerca esos mecanismos que activamos sin darnos cuenta, para que podamos revisarlos y pensar en maneras más saludables de reaccionar al estrés.

Si lo que te preocupa es evitar el estrés, podés echarle un ojo a estas 9 conductas de autocuidado para reducir el estrés.

Definición de afrontamiento

Cuando se habla de afrontamiento uno puede referirse a estrategias, tácticas, respuestas, cogniciones, conductas o estilos. Cada una con sus matices, refieren al concepto desarrollado por Lazarus y Folkman (1986), quienes definieron el afrontamiento como:

aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo.

Dicho en castellano, el afrontamiento se refiere a aquellos procesos mentales y a los comportamientos que ponemos en funcionamiento cuando una situación nos supera completamente. Cuando tenemos que enfrentar una situación en la que consideramos que no nos alcanza nuestro abanico de respuestas habituales, ahí es donde activamos nuestras estrategias o estilos de afrontamiento. Por ejemplo, a la hora de presentar un examen final podemos estar sudando y temblando de miedo, porque pensamos que no sabemos nada y que no hemos estudiado lo suficiente; entonces, decidimos no presentarnos y nos ausentamos de la mesa. Este sería el caso de una estrategia de tipo evitativa.

Modos de afrontamiento

La manera más elemental de entender las posibles estrategias que instrumentamos al enfrentar el estrés, son la lucha o la huida. Y, además, si nos centramos más en estrategias cognitivas o en estrategias comportamentales. Es decir, si nos gusta pensar en el problema (o no); o si, en cambio, preferimos ponerle el cuerpo a la cuestión (o no).

De esta forma, existen cuatro modos básicos:

estrategias de afrontamientoAcercamiento cognitivo

Análisis lógico

Intentos para pensar, comprender y prepararse mentalmente para enfrentar el estrés y sus consecuencias.

Así, alguien que ha perdido el trabajo puede dedicarse a pensar en las causas y razones por las que fuera despedido.

Reformulación positiva

Esta estrategia se utiliza para reformular la situación problemática, de manera que sea más aceptable la realidad que se toca vivir.

En este caso, quien ha sido despedido podría pensar en los aspectos positivos que ese trabajo le ha provisto a su vida. Reinterpreta lo sucedido e intenta sacar partido de la situación.

Acercamiento conductual

Búsqueda de apoyo

Se trata de encontrar un soporte o guía en otras personas, de quienes se demanda ayuda o información para enfrentar el problema.

El despedido, en este caso, podría dedicarse a buscar consuelo en su pareja, familiares y amigos como modo de “enfrentar” la situación.

Solución del problema

Se ejecutan comportamientos orientados directamente a la resolución de la situación problemática.

Por ejemplo, quien ha sido despedido puede, también, salir inmediatamente a la búsqueda de un nuevo empleo.

Evitación cognitiva

Evitación cognitiva

Es una evasión del pensamiento. Se busca pensar en algo distinto del acontecimiento estresante.

Así, el que perdió su trabajo podría entretenerse pensando en viajes y recorriendo lugares inhóspitos, sin hacerse problema por su situación laboral.

Aceptación – Resignación´

Se pretende enfrentar el problema, acepándolo y comprendiendo el hecho de su existencia.

“El que no llora, no mama”, dice el refrán. Esto podría sucederle a la persona del ejemplo si se resigna rápidamente a perder su puesto, en vez de luchar y pedir explicaciones. En otros casos, como un duelo por la muerte de un ser querido, la aceptación puede ser el mecanismo más adecuado para enfrentar el estrés.

Evitación conductual

Gratificaciones alternativas

Se trata de la búsqueda y creación de nuevas fuentes de satisfacción, distintas del acontecimiento estresante.

En este caso, alguien podría enfrentar su desempleo yéndose de shopping para deshacerse del molesto estrés.

Descarga emocional

Esto ocurre cuando se pretende disminuir la tensión a través de la expresión de los sentimientos negativos.

Quien utiliza este mecanismo, podría elegir, ante una situación de despido, enfrentar a su empleador y dar rienda suelta a su lengua para proferir toda clase de insultos como modo de “defensa”.

Dimensiones del afrontamiento

Los estilos de afrontamiento pueden ser clasificados según el aspecto de la situación en que se haga foco. Si la persona evalúa que sus recursos son suficientes para modificar el estresor, entonces es probable que utilice el afrontamiento dirigido al problema. En cambio, si valora que no podrá hacer nada, entonces usará el afrontamiento dirigido a la emoción. La evitación es otra alternativa para (no) enfrentar el problema.

Afrontamiento focalizado en el problema

Si la persona cree que el estresor, la situación problema, puede ser cambiada, entonces intenta abordar el problema con estrategias cognitivas o conductuales. Es decir, buscando resignificar positivamente lo sucedido, dándole un nuevo sentido. O bien, puede intentar resolver directamente el problema con su propio comportamiento. Las conductas posibles son la confrontación y la planificación de solución de problemas.

Afrontamiento focalizado en la emoción

Este tipo de estrategia se utiliza cuando la persona considera que no puede hacerse nada para mejorar la situación. Incluye mecanismos que no cambian la situación, pero ayudan a sobrellevarla o darle una nueva significación. Entonces, surgen conductas tales como el distanciamiento, autocontrol, aceptación de la responsabilidad, escape o evitación o reevaluación positiva.

Recursos de afrontamiento

Decir que una persona tiene muchos recursos no solo significa que dispone de un gran número de ellos, sino que también tiene habilidad para aplicarlos ante las distintas demandas del entorno.

Lazarus y Folkman, 1986

Los recursos de afrontamiento son “aquello que el individuo utiliza con el fin de afrontar”. Estos pueden ser elementos de nuestra personalidad, como la extroversión, o ser físicos, o bien recursos sociales. Mientras mayores recursos se posean, mayor es la posibilidad de enfrentar de manera exitosa la situación estresante.

Recursos físicos

La persona puede echar mano de una buena salud y de una adecuada energía física. También incluye el recurso habitacional – tener un techo – y también el financiero.

Recursos personales

Entre los recursos personales, el individuo puede recurrir a características de la personalidad o recursos cognitivos, como la autoeficacia, el optimismo, la energía, el sentido de coherencia, y un locus de control interno.

Recursos sociales

Otro de los recursos a los que el sujeto puede acudir cuando se enfrenta a una situación estresante, es el apoyo social. Los otros pueden ayudarlo a afrontar el estrés a través de la acción directa o indirecta.

 

En resumen…

Cada vez que nos ponemos frente a una situación desafiante, se activa el estrés. Según sean nuestros recursos personales, sociales y físicos, podremos reaccionar de una u otra manera frente al evento que nos aqueja. Pero, además, cada persona instrumenta esos recursos de una manera que le es propia conforme a características personales. A ello se le llaman estilos o estrategias de afrontamiento, que son los esfuerzos cognitivos y comportamentales para manejar el acontecimiento estresor. Según uno considere que la situación puede ser modificable o no, entonces utilizará estrategias centradas en el problema, en la emoción o quizás prefiera la evitación.

El estrés puede enfermarnos y por ello es necesario que desarrollemos todos los recursos que nos sean posibles. De esta forma abrimos posibilidades de reacción. Un gran abanico de posibilidades nos previene de actuar siempre de la misma manera. Algo que puede resultar perjudicial en términos de rigidez. Como decíamos en el ejemplo, la resignación puede ser algo útil cuando transita un duelo, pero tal vez no lo sea si estamos al borde de perder nuestro trabajo.

En tal caso, siempre es bueno conocernos y estar preparados.

 

¿Cuál es tu forma más típica de enfrentar el estrés?

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